sábado, 28 de septiembre de 2013

¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca... Pedro Salinas

Brenda Burke, Pedro Salinas, Mónica López Bordón
Cuadro de Brenda Burke
¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca
cuando es jazmín, morada cuando es lirio.
Sabe abrir el capullo
sin reservar dulzuras para ella,
a la mirada o a la abeja.
Permite sonriendo
que con su alma se haga miel.

¡Cuánto sabe la flor! Sabe dejarse
coger por ti, para que tú la lleves,
ascendida, en tu pecho alguna noche.
Sabe fingir, cuando al siguiente día
la separas de ti, que no es la pena
por tu abandono lo que la marchita.

¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio;
y teniendo unos labios tan hermosos
sabe callar el "¡ay!" y el "no", e ignora
la negativa y el sollozo.

¡Cuánto sabe la flor! Sabe entregarse,
dar, dar todo lo suyo al que la quiere,
sin pedir más que eso: que la quiera.
Sabe, sencillamente sabe, amor.

PEDRO SALINAS


poema del día, Pedro Salinas, poesía en Alcalá de Henares

Otros poemas:
Dos palabras. Alfonsina Storni
Entrega. Carmen Conde
Gacela del amor desesperado. Federico García Lorca


jueves, 26 de septiembre de 2013

"La casada infiel". Federico García Lorca

Trish Biddle, Federico García Lorca, Mónica López Bordón, poesía
Cuadro de Trish Biddle
Y que yo me la llevé al río 
creyendo que era mozuela, 
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago 
y casi por compromiso. 
Se apagaron los faroles 
y se encendieron los grillos. 
En las últimas esquinas 
toqué sus pechos dormidos, 
y se me abrieron de pronto 
como ramos de jacintos. 
El almidón de su enagua 
me sonaba en el oído, 
como una pieza de seda 
rasgada por diez cuchillos. 
Sin luz de plata en sus copas 
los árboles han crecido, 
y un horizonte de perros 
ladra muy lejos del río.

            *

Pasadas las zarzamoras, 
los juncos y los espinos, 
bajo su mata de pelo 
hice un hoyo sobre el limo. 
Yo me quité la corbata. 
Ella se quitó el vestido. 
Yo el cinturón con revólver. 
Ella sus cuatro corpiños. 
Ni nardos ni caracolas 
tienen el cutis tan fino, 
ni los cristales con luna 
relumbran con ese brillo. 
Sus muslos se me escapaban 
como peces sorprendidos, 
la mitad llenos de lumbre, 
la mitad llenos de frío. 
Aquella noche corrí 
el mejor de los caminos, 
montado en potra de nácar 
sin bridas y sin estribos. 
No quiero decir, por hombre, 
las cosas que ella me dijo. 
La luz del entendimiento 
me hace ser muy comedido. 
Sucia de besos y arena 
yo me la llevé del río. 
Con el aire se batían 
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy. 
Como un gitano legítimo. 
Le regalé un costurero 
grande de raso pajizo, 
y no quise enamorarme 
porque teniendo marido 
me dijo que era mozuela 
cuando la llevaba al río.

FEDERICO GARCÍA LORCA



poema del día, Federico García Lorca


Otros poemas:
Oda a la bella desnuda. Pablo Neruda
Versos para Ana. Carilda Oliver Labra
La última inocencia. Alejandra Pizarnik

domingo, 15 de septiembre de 2013

"Mujer y Ruiseñor". Germán Pardo García

Escha van den Bogerd, Mónica López Bordón, Germán Pardo García, poesía
Cuadro de Escha van den Bogerd
¡Mujer de los sinfónicos veranos,
tez de aluvión y cintilar de arena! 
¡Por los sueños hondura de colmena,
y un líquido turpial entre las manos!

¡Memórame en tus rojos meridianos!
¡En el rumor de la nocturna vena, 
y en el sonar de un cálamo de avena 
entre unos girasoles inhumanos! 

¡Indúltame, mujer tornasolada cual 
desnuda serpiente sin veneno y a un
laurel corporal entrelazada! 

¡Y escúchame cantar en un terreno
donde expira mi lengua bifurcada 
de hombre silbante y ruiseñor de trueno!

GERMÁN PARDO GARCÍA 
De “Himnos del Hierofante” 


poema del día, germán pardo garcía, poesía en Alcalá de Henares


Otros poemas:
Dos palabras. Alfonsina Storni
Las lenguas de diamante. Juana de Ibarbourou
La luz, la vida, el mar. Pedro Salinas


jueves, 5 de septiembre de 2013

"No estés lejos de mí ni un sólo día". Pablo Neruda

Frank Dicksee, Pablo Neruda, Mónica López Bordón, No estés lejos de mí ni un sólo día
Cuadro de Frank Dicksee

No estés lejos de mí un solo día, porque cómo, 
porque, no sé decirlo, es largo el día, 
y te estaré esperando como en las estaciones 
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.


No te vayas por una hora porque entonces 
en esa hora se juntan las gotas del desvelo 
y tal vez todo el humo que anda buscando casa 
venga a matar aún mi corazón perdido.


Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, 
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: 
no te vayas por un minuto, bienamada,


porque en ese minuto te habrás ido tan lejos 
que yo cruzaré toda la tierra preguntando 
si volverás o si me dejarás muriendo.

PABLO NERUDA



poema del día, Pablo Neruda, poesía en Alcalá de Henares

Otros poemas:
No renuncies. Mario Benedetti
La caída de las hojas. Nazim Hikmet
La primavera besaba. Antonio Machado